Viviana Zargón

Cecilia Iida

Ir es irse lejos. Ir lejos es volver

Lao Tse, Tao Te Ching.

Una búsqueda constante orienta el camino artístico de Viviana Zargón. En un clima de fiesta y reivindicación, realiza pinturas que logran captar las efervescencias de los ochenta; en los noventa se reinventa y, a contrapelo de los estilos preponderantes, plasma en sus imágenes algunas de las crisis y transformaciones del mundo moderno. En los años siguientes, mientras explora diferentes técnicas graficas y las posibilidades que ofrecen los nuevos medios, su visibilidad en el exterior consolida un lugar para su obra en el campo artístico internacional.

Viviana Zargón nace en Buenos Aires en 1958. Desde el comienzo, su vida transcurre en un ambiente en el que el arte es un aspecto familiar y cotidiano. Sus padres mantienen vínculos estrechos con artistas, galeristas e intelectuales; y, desde temprano, asiste a los eventos y exposiciones del Instituto Di Tella, junto a otras manifestaciones del arte de la época. Incentivada por este universo creativo, concurre al Instituto Vocacional de Arte Infantil Manuel José de Labardén, donde adquiere una formación multidisciplinaria en danza, música, teatro y artes plásticas. Entre 1973 y 1975 estudia con Anatilde Calabrese y luego realiza talleres de dibujo y pintura en reconocidas instituciones. El permanente contacto con la cultura y el arte vanguardista de este período son estímulos fundamentales que influyen en los proceso de su formación y futura consolidación como artista.

En 1976, al finalizar sus estudios secundarios, viaja y se instala en España. Durante ese año se prepara en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja y en el Cercle Artístic de Sant Lluc, espacios orientados hacia una educación clásica, basada en el dibujo de calcos, el modelado y la copia del natural. En la última institución, conoce a su amiga Mercè Russell Elexalde, quien desde entonces la acompaña y la introduce en su círculo de amistades barcelonesas.

Un año después de su llegada, ingresa a la Escuela Superior de Bellas Artes Sant Jordi (incorporada como Facultad de la Universidad de Barcelona en 1979), donde elige estudiar en el taller de Joan Hernández Pijuan, la opción menos académica y más analítica. La cátedra del maestro catalán propone una aproximación rigurosa y conceptual del lenguaje artístico y la convivencia de alumnos de diferentes años que comparten un mismo espacio de taller. Allí, Zargón realiza ejercicios partiendo de la economía del blanco sobre blanco, reflexiona plásticamente y experimenta en sus obras una gran síntesis formal. Transforma intuitivamente sus grafismos en sutiles caligrafías, algunas de las cuales integrarán, luego, un libro que realizará entre 1982 y 1984. Éste, a su vez, anticipará el uso de tipografías y la dialéctica entre unidad y fragmentación de los dípticos y polípticos que caracterizarán su obra posterior.

Hacia 1980, aquellas caligrafías dan lugar a otras experiencias en las que, sin abandonar la palidez de su paleta, indaga la gestualidad y los campos de color de Mark Rothko; piezas que elabora sobre extensos cartones, papeles y telas. Su curiosidad creativa y cierto desenfado pueden ser vistos en una serie de autorretratos que ejecuta en la cátedra de fotografía con Joan Fontcuberta, en la Facultad de Bellas Artes.

En España, la muerte del general Franco en 1975 marca una época de transformaciones, de cambios visibles en el ámbito de la economía y en el desarrollo de las libertades sociales, así como un paulatino avance hacia la instauración de políticas democráticas. Para la sociedad española es un período de grandes contradicciones; tensiones plasmadas en la ambivalencia provocada por la continuidad de las tradiciones conservadoras y el destape de la juventud. En ese clima, Viviana Zargón se integra a la vida social catalana, asiste a los espectáculos callejeros, a las fiestas populares como la Patum de Berga y se interesa por el teatro independiente, siguiendo las piezas de las compañías Els Comediants y Els Joglars.

Entre sus amistades y compañeros de taller se encuentran Paco Cañizares Quero (hoy director artístico de teatro y danza contemporánea) y Marcellí Antúnez Roca (futuro fundador de La Fura dels Baus); con ellos entabla una amistad que aún conserva.

Estos años, Zargón recorre diariamente las ramblas catalanas, aquellas en las que irrumpen las acciones espontáneas de la cultura emergente, como los escandalosos teatrillos del artista y activista travesti José Pérez Ocaña, hoy considerado uno de los protagonistas indiscutibles de la contracultura española.

En 1981 y 1982 Zargón realiza sus primeras muestras, una individual en un pueblo en la provincia de Gerona y su participación en el XXI Premi Internacional de Dibuix Joan Miró. En agosto, viaja a Buenos Aires y permanece allí hasta enero del año siguiente, estableciendo contactos con el medio artístico local. En su primera muestra individual en el país exhibe sus caligrafías en La Trastienda; forma parte de la exposición Mujeres en la plástica en la galería Hilda Solano e interviene en el Premio de Dibujo 25 años en el Museo de Arte Moderno. Una nota de prensa registra su paso por la Argentina, la añoranza por el país natal, y describe el trabajo y los estudios que realiza en el extranjero.

De regreso en Barcelona, es reconocida por la Generalitat de Catalunya con una beca de promoción para las artes plásticas y la investigación de nuevas formas expresivas. Paralelamente, comparte con Nora Ancarola y otros artistas un taller en la Plaza Real y, mientras prepara su tesis universitaria, se propone nuevas exploraciones plásticas en el campo de la figuración. Poco después, su graduación señala el cierre de este período. Una época de vivencias intensas, de vínculos profundos con el universo catalán, tiempo de amores y desamores y, especialmente, un proceso de aprendizaje sobre el potencial del lenguaje artístico. La vivencia del viaje marca su experiencia estética y de vida; en palabras de Lao Tsé, Viviana viaja y se encuentra, se aleja para retornar.

Mi obsesión gira en torno a representar un mundo caótico lleno de contradicciones y de incertidumbre.

Viviana Zargón, 19851

En 1983, en los albores de la primavera democrática, Viviana Zargón retorna a nuestro país. Aquí, tras años de censura, represión e institucionalización de la violencia de Estado, se vive el despertar de las conciencias; el reencuentro y la necesidad de restituir los lazos sociales. En el campo del arte, se expanden las energías creativas, se experimentan el cruce de los lenguajes y la recuperación del espacio público. Entre las diversas acciones celebratorias de ese año, la Asociación Argentina de Críticos de Arte organiza el evento Homenaje de las artes visuales a la democracia, que convoca múltiples propuestas temáticas y disciplinares y se despliega en diferentes espacios culturales de la ciudad. Desde la galería Arte Nuevo, dirigida por Álvaro Castagnino, la artista participa en la realización de Obra abierta, junto a Miguel Ángel Bengoechea, Fernando Fazzolari, Jorge Gamarra, Víctor Grippo, María Juana Heras Velasco, Enio Iommi, Guillermo Kuitca, Emilio Renart, Juan Pablo Renzi, Carlos Silva y Luis Alberto Wells. La propuesta consta de una ambientación que ocupa la totalidad del espacio con intervenciones plásticas en los muros, suelo y techo. En ella, junto a estandartes y capillas para exvotos por la democracia, se dispone de materiales para que los espectadores tomen parte activamente con mensajes escritos o dibujos; asimismo, se los invita a tomar las tarjetas intervenidas por los artistas que hacen, a su vez, de catálogo. De este modo, el trabajo colectivo y las estrategias participativas –característicos del arte vanguardista de las décadas anteriores–son rescatados y resignificados en un nuevo contexto. Tras años de clausura y represión, Obra abierta convierte los gestos revulsivos en festejo, afirmación de las energías creadoras y recuperación de la experiencia vital de libertad.

Zargón adquiere rápida visibilidad en el campo artístico local y expone junto a algunos de los autores más importantes del momento. En 1984 participa en la muestra colectiva 11 artistas pintan en público, junto a Margarita Paksa, Mildred Burton, Diana Dowek, Alicia Carletti y Andrea Racciatti, entre otras. Sus obras son seleccionadas en los principales premios de la época;2 es convocada por galeristas como Álvaro Castagnino y Ruth Benzacar y toma contacto con artistas como Víctor Grippo, Eduardo Audivert y Luis Felipe Noé, que se interesan en su trabajo.

Desde ese momento, junto a la ceramista Patricia Siegrist, comparte un amplio y soleado taller en la calle Montañeses del barrio de Belgrano. Allí organizan charlas y encuentros con artistas y críticos.

Entre 1985 y 1988, en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, se integra a la cátedra de pintura de Juan Pablo Renzi; disuelta ésta en 1989, traslada su cargo a la cátedra de Alejandro Puente. En el ámbito educativo, Viviana aporta la frescura de su juventud y es reconocida por los maestros por su percepción aguda y su capacidad de reflexión artística. En esos años, se vive en la institución un clima de camaradería y de reunión. No faltan los encuentros en el bar de la Cárcova, administrado por Luis Portillos, donde profesores y alumnos intercambian en forma cotidiana ideas y vivencias.

Con el mismo espíritu, en 1985 surge el grupo La Compañía, que la artista integra junto a Carlos Masoch, Diana Aisenberg, Luis Pereyra y Fernando Fazzolari. Teniendo como punto de encuentro el estudio de este último, entre la solemnidad y la humorada, registran sus ideas y propuestas en un Libro de actas, hoy perdido. La predilección del colectivo por lo descontracturado y provocativo los conduce a publicar una sección de artes, que denominan “Plastikool”, en el periódico Twist y Gritos; en ella presentan un panorama fresco del arte contemporáneo local. Además, programan actividades como remates y exposiciones, y participan de muestras junto a Liliana Maresca, Elba Bairon, Guillermo Kuitca, Gumier Maier, Rafael Bueno, Martín Reyna y José Garófalo, entre otros. Aun cuando prevalece en cada creador una imagen distintiva, comparten el interés por una estética subcultural y urbana, y por el cruce entre plástica y teatro que caracteriza la década en general. En ese sentido, Fazzolari rescata la heterogeneidad y el espíritu marginal de sus producciones: trabajamos en escenografía, publicamos dibujos en revistas de rock, pintamos en los subterráneos, ensayamos medios distintos.3

El potencial colectivo y la ausencia de ataduras grupales son notorios en la exhibición realizada en el Centro Cultural San Martín, con obras individuales y la instalación grupal La adoración de la Madonna de la pintura (1985). Ese año hacen presentaciones en espacios menos convencionales, como la exposición Pintura joven en Zona Joven y la muestra organizada para la obra El CuisCuis, de Emeterio Cerro, en el Teatro Espacios, otro ejemplo del cruce entre plástica y teatro.

El clima efervescente y contradictorio que marca el arte de los ochenta es captado en las transformaciones que conmueven la pintura de Zargón. La paleta se amplía y estalla en un colorido vibrante; las búsquedas del final de su período catalán devienen en una figuración expresiva y de variadas referencias. Este giro en su producción es evidente en la exposición individual de 1985 en la galería Ruth Benzacar, uno de los espacios de exhibición emblemáticos del arte contemporáneo. Las numerosas notas de prensa que llaman la atención sobre las imágenes de la artista registran la diversidad de motivos iconográficos y referencias en clave del eclecticismo internacional; en contraste, Valeria González entiende la multiplicidad como síntoma y encarnación evidente de los cambios que se viven en nuestro país.4 En las obras de Zargón laten las divergencias, e incluso las incongruencias, que dan singularidad a la cultura de los ochenta en la Argentina: Mi obsesión gira en torno a representar un mundo caótico lleno de contradicciones y de incertidumbre, le confiesa a Luis Felipe Noé.5

La pintura es vehemente, de gran fuerza expresiva y plasma una condición teatral. En ese sentido, ella reflexiona: Las gamas que uso –violetas, amarillos crudos y azules– y la delimitación de cada espacio de color con la línea me llevan a relacionar la pintura con aquellos recursos expresivos del cómic y la imaginería del teatro.6 Con el tono expresivo de las obras se enlaza también la historia reciente; pasado que se vislumbra en los personajes torturados, silenciados o recluidos que pueblan, junto a elementos divergentes y referentes clásicos, estos escenarios pictóricos.

En los ochenta, un clima de apertura y reivindicación da un nuevo impulso a la discusión sobre los temas de género.7 En este marco, Zargón participa en diversas actividades que reúnen a artistas mujeres, como la muestra 11 artistas pintan en público, de 1984; La mujer en la plástica argentina I (Centro Cultural Las Malvinas, 1988) y MITOMINAS. Un paseo a través de los mitos, de 1986. Este último es un evento interdisciplinario presentado en el Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires (actual Centro Cultural Recoleta) donde la artista crea, con Micaela Patania, la pieza Hera-Atenea-Afrodita. Tres estilos de mujer, que propone el análisis de los roles femeninos en la sociedad contemporánea.8 En esta ocasión asiste también al Taller Fotográfico de Reflexión “La mujer y los mitos”, una propuesta que invita a las participantes a utilizar diversos elementos para seleccionar y encarnar con sus cuerpos un mito. La experiencia es enriquecedora, promueve el propio pensamiento a la vez que permite observar las diversas soluciones que cada una adopta. Viviana Zargón, ataviada como Afrodita, posa ante la cámara de Alicia D’Amico; las imágenes permanecen en exposición durante la muestra.

Desde mediados de la década, el ímpetu por la reflexión crítica y la interrogación sobre la propia práctica artística se vislumbran en su constante indagación teórica. Entre 1986 y 1989 realiza cursos de semiótica del arte, filosofía y estética y aborda los procesos históricos conceptuales del arte moderno y posmoderno con reconocidos críticos e intelectuales argentinos como Carlos Espartaco, Jorge López Anaya, Elena Oliveras y Rosa María Ravera, entre otros.

Desde diferentes posiciones del campo, su obra es entendida como parte de las propuestas artísticas emergentes. En ese sentido, mientras sus pinturas son incluidas en la exposición Vanguardias –en Arte Nuevo, en 1986–, y en 1987 un jurado compuesto por Juan Doffo, Carlos Espartaco y Jorge Glusberg la distingue con una mención especial en el XXVII Concurso Estímulo para Jóvenes Artistas Plásticos de la Sociedad Hebraica Argentina. Asimismo, entre 1987 y 1992, participa en las últimas cuatro ediciones de Voces emergentes, la muestra de las Jornadas de la Crítica. El evento es organizado por la Asociación de Críticos y el Centro de Arte y Comunicación, con el propósito de ofrecer un panorama del arte vigente, para lo cual se promueven actividades teóricas y exhibiciones con personalidades del arte local e internacional.

Hacia el final del período se observa el declinar de una década intensa. La insistencia en una praxis colectiva, el cruce de lenguajes artísticos, la presencia del cuerpo –por mencionar algunos de sus rasgos característicos– se transforman y se desenvuelven en un nuevo clima, dejando lugar a otras formas de acción y producción que serán los avatares del arte de los noventa.

Tú no me ves desde donde yo te miro.

Jacques Lacan.9

Deshabituar la mirada, sortear la comodidad de una obra tras otra. La instalación de pinturas que en 1990 presentan Viviana Zargón, Micaela Patania y Silvia Rivas en la galería Tema apunta a generar un juego entre las obras que cortan el espacio y las luces proyectadas que provocan focos luminosos y conos de sombras. La propuesta, que parte del aforismo lacaniano, conduce al participante a agudizar la percepción y a hacer consciente la subjetividad en el acto de mirar. Esta experiencia y las transformaciones visibles en sus imágenes atestiguan la emergencia de un tiempo de interrogación y búsquedas personales que se enmarcan en un contexto cambiante.

En 1990, frente a un horizonte plástico de bordes aún indefinidos, Carlos Espartaco escribe una nota sobre el Premio Fundación Nuevo Mundo, en el que Zargón interviene. En ella, el crítico se refiere a la vigencia de los lineamientos pictóricos de los ochenta y observa los cimbronazos de un final de siglo y el acompañamiento de su estética difusa.10 En un tono similar, Laura Feinsilber lee en las tendencias expuestas cierta superficialidad o inercia.11 Estos y otros relatos coetáneos evidencian la convivencia generacional y la proximidad de un nuevo modelo visual. En sintonía, la obra de la artista es seleccionada en los principales premios de la época12 y es convocada a formar parte de eventos que ponen el acento en la novedad y la juventud, valores privilegiados por los discursos críticos que representan al arte que hace su aparición. En ese sentido, en 1990 la creadora expone en Arte joven junto a Jorge Macchi, Andrea Racciatti, Pablo Siquier, Anahí Cáceres y Mónica Girón, entre otros, y en 1991 en Menor o igual a 30, en la Fundación Banco Patricios, donde participan también Ernesto Ballesteros, Miguel Harte, Jorge Macchi, Marcelo Pombo y otros artistas que serían señalados poco después como gestores de nuevos estilos visuales.13

En este contexto, su producción adquiere un nuevo rumbo, camino que la conduce a desarrollar una imaginería personal, cuyos primeros vestigios se exhiben hacia 1993 en una muestra individual en la galería Julia Lublin. En estas piezas, sobre un plano pictórico que continúa el gesto expresivo del período anterior, se delinean grillas y otros entramados geométricos que enmarcan un recuadro central, sobre el que se alzan estructuras arquitectónicas anónimas e imaginarias. Las obras establecen un horizonte temporal que pone en diálogo los gestos pretéritos –sugeridos en las ruinas de la pintura expresiva– y la convergencia de una imaginería basada en la arquitectura.

La nueva imagen es reconocida por la crítica con el Primer Premio Pintura de Arte Security (1994), expuesto en el Centro Cultural Recoleta. Sin embargo, esta propuesta sería solo un paso hacia una obra que pronto adquiriría otras connotaciones.

La verdadera imagen del pasado pasa súbitamente. Solo en la imagen, que relampaguea de una vez para siempre en el instante de su cognoscibilidad, se deja fijar el pasado.

Walter Benjamin.14

En 1994, el reencuentro con una obra de Rómulo Macció, que había visto un tiempo atrás, desencadena una serie de recuerdos que se cristalizan en el escenario del puerto. Siguiendo al filósofo alemán, podría sugerirse que aquellas furtivas representaciones de la memoria, se iluminan y fijan en una imagen que anuda el pasado y el presente. El puerto con su paisaje industrial, a la vera del río de la Plata, fue el lugar de encuentros y paseos de la artista con su padre durante su infancia; y es, sin dudas, un sitio que aún hoy la convoca. Allí regresa durante los años en los que trabaja en la Cárcova y, por supuesto, retorna una y otra vez cuando este territorio deviene en tema de su pintura. La obra Rómulo Macció pintó mi infancia (1994) materializa un ideario estético y temático a partir del cual Zargón transita un recorrido certero y contundente. El trabajo con pincel y espátula, con acrílico, vidrio molido y pasta para modelar, da cuerpo a una estructura plástica en la que aparecen por primera vez las referencias portuarias. El uso –poco habitual hasta ese momento– de tintes negros en el plano de fondo, así como la arquitectura iluminada, parecieran corroborar el instante de la fijación de la memoria, la cual, como el relámpago, alumbra fugaz e impredeciblemente sobre un fondo de oscuridad.

Desde entonces, acompañada por el artista Mariano Sardón (en aquel momento su asistente), recorre las dársenas, visita los silos y documenta fotográficamente galpones y fábricas que luego serían remodelados o demolidos. Estos registros configuran un archivo que conserva el repertorio con el que desde 1995 compone sus pinturas. Se trata de lienzos bipartitos en los cuales, en el plano superior, las fotografías portuarias en blanco y negro documental son llevadas a la representación pictórica, y en la zona inferior, vuelve a plasmar las caligrafías junto a signos ligados al conocimiento del hombre. Estas series condensan las múltiples posiciones desde las cuales se construye el relato de su pintura. La imagen del puerto anuda la novela familiar y también la historia de los ciclos económicos de nuestro país.

En este contexto de consolidación de su hacer pictórico, la circulación de su obra adquiere un nuevo impulso en el exterior. En 1995 obtiene, junto con Andrea Racciatti, un auspicio para sendas muestras individuales en el Brazil Art Space de Houston. En ese momento, toma contacto con la galerista María Inés Sicardi, quien promueve su obra y proyecta nuevas exhibiciones. Poco después, viaja a República Dominicana, donde conoce a la crítica e investigadora Marianne de Tolentino, con quien organiza en 1996 una exposición colectiva, en conjunto con Silvia Brewda, Jorge Iberlucea, Carlos Kravetz y Héctor Medici, en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo. Posteriormente, esta muestra se presenta en la galería Praxis y en el Museo de Arte e Historia de San Juan de Puerto Rico. La Asociación Internacional de Críticos le otorga, en ambos museos, el primer y segundo premio respectivamente a la mejor muestra extranjera. La presencia de su producción en el Caribe tiene continuidad en las exhibiciones que organiza el quinteto de artistas en 1998 en el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá y en Arteconsult, galería de Carmen Alemán, que desde entonces representa a Zargón y consolida un lugar privilegiado para su pintura en la región.

Paralelamente, su propuesta artística adquiere una notoria visibilidad en Italia. En 1996 la galería Bianchi Nuovi la invita a su espacio para una muestra individual curada por Guglielmo Capogrossi. Más tarde el Museo de las Matemáticas de Roma adquiere una de sus pinturas. Entre 1997 y 1999, con la colaboración de Laura Fasano, la Fundación Over Studio exhibe sus obras en individuales, en colectivas y en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo Artissima, actividades todas de gran difusión en los medios de comunicación italianos.

En la Argentina, hacia 1997, es convocada por Álvaro Castagnino para exponer en el espacio de arte Filo; la muestra, titulada Polyhedra, se presenta también un año después en Sicardi-Sanders Gallery, en Houston. En el prólogo, Edward Shaw enfatiza el juego de fragmentación y unidad que sostiene conceptual y plásticamente la composición, y en una nota de prensa de un medio norteamericano, Aaron Howard señala que Zargon’s paintings are a journey through a private museum of memory.15 En ambas exhibiciones aparecen indicios de los cambios que marcarán un punto de inflexión en el desarrollo de su pintura, tal cual se revela en la siguiente individual, expuesta en el Centro Cultural Borges y curada por Elena Oliveras. Esta muestra, considerada por Valeria González una “bisagra” en la carrera de la artista, da inicio a un importante cuerpo de obra, analizado en profundidad por los autores que colaboran en el presente volumen.

Durante este período, continúa creciendo el archivo fotográfico: la artista registra nuevas fábricas, depósitos y usinas. Zargón recorre estos espacios, mira a través de la lente y busca una perspectiva o un clima susceptible de devenir en pintura. Sin embargo, las imágenes resultantes no son nunca copias exactas sino reelaboraciones que en ocasiones entrecruzan referentes diversos, tales como registros documentales hallados en bibliotecas y librerías locales y norteamericanas, especializadas en arquitectura de finales y principios de siglo. Así, en las pinturas resultantes, el trabajo de cruce de fuentes hace confluir construcciones de origen diverso. Estas imágenes muestran que los vaivenes de los ciclos económicos en la Argentina se implican en un marco histórico más amplio: el de la crisis de las sociedades modernas.

Desde 1998, Viviana Zargón comienza a convivir con Richi, su marido, quien la acompaña en su trabajo y su carrera artística. Ese mismo año, Fundación Antorchas le otorga un subsidio con el cual explora las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y la fotografía como medio artístico en sí mismo. Estas investigaciones darán como resultado una serie de propuestas que desarrollará en forma paulatina y meditada en una siguiente etapa. Pero un poco antes, un 27 de abril de 1999, nace su hija Michelle, viajera incansable que la acompaña a las inauguraciones y muestras que presentan su obra en distintas partes del mundo.

Durante ese año, participa de la colectiva Argentine Pathways en el Latino Museum of History, Art and Culture de Los Ángeles (EE.UU.); exhibe en la galería Raffaella Silbernagl Arte Contemporánea, en Daverio (Italia), y se presenta por primera vez en la Feria Internacional arteBa. Paralelamente, expone en Fotofest (Houston, Texas), una de las primeras exhibiciones internacionales dedicadas a este medio, donde muestra una de sus pinturas que nacen de la fotografía.

Son pinturas instaladas, si se quiere, obras cuyo contenido refleja un poco la transformación que Argentina experimentó. Es un paisaje urbano que tiene un contenido social.

Viviana Zargón, 2006 16

La nueva década marca en la vida de Zargón una etapa de intensa producción y múltiples viajes. En los primeros años, el Caribe será el destino habitual de sus obras: en 2000 participa de una colectiva en la galería Botello y se presenta en la muestra grupal Puerto a puerto, en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico y en Arteconsult de Panamá.17 En el Museo Interoceánico del Canal de Panamá, en 2003, se organiza Ultramarinos, una exposición en la que la artista interviene por primera vez con un conjunto de grabados de pequeño formato que representan diferentes puntos de vista de una precaria construcción encontrada en una fábrica. La serie es instalada en los muros siguiendo patrones preestablecidos o grillas, montajes que recuerdan la serialidad industrial.

En la Argentina, en un clima revuelto, Zargón continúa reflexionando sobre los ciclos económicos de la industria y del trabajo. Los estallidos sociales de 2001 ponen en evidencia una crisis prolongada, velada y agudizada por las políticas neoliberales de los noventa; una crisis que, desde hacía varios años, las pinturas de la artista registraban y exhibían con una poética y cruda certeza:

Como una arqueóloga industrial, investigué, busqué rastros, recolecté historias y testimonios acerca de emprendimientos fabriles realizados a finales del siglo XIX y principios del XX: viejas fábricas que dejaron de funcionar por sucesivas crisis y reconversiones. Así, he ido conformando un archivo documental de fotos de espacios urbanos que ya no existen. Fui testigo del anticipo de una crisis como tantas otras se viviría en nuestro país. Así surgió la Serie de la industria argentina.18

Con estas palabras la artista enuncia la emergencia de un conjunto extenso de obras que implican diversas series; entre éstas, un grupo de fotografías analógicas en color en las que registra desde un punto de vista frontal diversas escenas de una fábrica que había cerrado un mes atrás. En los muros blancos del Centro Cultural Recoleta, las imágenes siguen la estructura de una grilla. Adaptaciones urbanas (2005) es la primera de varias muestras en las que la artista participa con fotografías.

El mismo año, en la individual que presenta en Arteconsult, suma a sus polípticos, pinturas de diferentes formatos y contornos profundamente oscuros. En éstas se observan una mayor síntesis y el modelado de la luz, que crea un clima para estos escenarios vacíos de humanidad. Las obras son expuestas también en 2006, con un prólogo escrito por Mercedes Casanegra, en el Museo Calderón de la Guardia de San José de Costa Rica. De ambos eventos existen múltiples registros fotográficos, en los que se puede constatar la asistencia de personalidades del arte y la cultura, amistades y familiares, y entre ellos, por supuesto, la pequeña Michelle, que acompaña a la artista jugando o haciendo piruetas entre la concurrencia.

En la Argentina, Florencia Braga Menéndez y Gachi Prieto la invitan a formar parte de la muestra Blanco, la cual se exhibe en el Centro Cultural Borges en 2007 y en el Museo de Arte de Tigre, así como en el Teatro Argentino de La Plata, un año después. Entre los numerosos artistas seleccionados figuran Carmelo Arden Quin, Elba Bairon, Irene Banchero, Cristina Schiavi, Eduardo Stupía, Leonel Luna, Lux Lindner, Benito Laren, Silvia Gurfein, Silvia Rivas y Tulio de Sagastizábal.

Hacia 2008, paralelamente a su participación en arteBa junto con la galería Isabel Salinas, de Costa Rica, es convocada a la colectiva Colección metropolitana contemporánea, que se realiza en la Casa de la Cultura en Buenos Aires. Allí expone junto a Sergio Avello, Matías Duville, Patricio Larrambebere, Fabián Marcaccio, Matilde Marín, Daniel Ontiveros, Ariadna Pastorini, Martín Reyna y Pablo Suárez, entre otros.

Tras la consolidación de su obra en el campo local y en el exterior, se presenta solo esporádicamente en premios: en 2000 obtiene la Medalla de Oro en el Premio Armando Sica, y en 2008, el Primer Premio Valoarte en la Galería Nacional San José de Costa Rica.19 Asimismo, participa en el II Premio de Pintura Universidad del Salvador (2008) y en el XIV Premio de la Fundación Federico Jorge Klemm (2010). En contraste, desde mediados de la década, Zargón es invitada por diferentes galerías a los espacios de exhibición del arte latinoamericano a nivel global. Desde entonces, concurre a las ferias de Miami ArteAmericas, Scope y Miami Art Fair, y a las distintas ediciones de ARTBO, en Bogotá, y Art Lima y Photo Lima, en Perú; Pinta, en Londres y Nueva York; Ch.ACO, en Chile; expone en Buenos Aires Photo; Art Río, en Brasil, y distintas ferias en Holanda. La participación en estos eventos inscribe su obra en el campo artístico internacional y le otorga una gran visibilidad. En 2008 es convocada a mostrar su producción individualmente en la edición neoyorkina de Pinta. En sintonía, al recorrer estos ámbitos se vincula con coleccionistas y críticos de diferentes partes del mundo, y comparte el espacio de exposición con reconocidos creadores como Carlos Capelán, Darío Escobar, Fabio Herrera, Priscilla Monge, Adán Vallecillo y Daniel Senise, entre otros.

En los últimos años de la década, Zargón es invitada a exponer en diferentes instituciones del exterior: en 2009, participa de la colectiva Arte ahora, organizada en Chicago por Arteconsult, y en noviembre del mismo año, en las salas panameñas de dicha institución, presenta una muestra individual donde exhibe sus pinturas. Hacia 2010, una de sus obras perteneciente a la colección permanente del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico es incluida en Careos/Relevos, exposición curada por Liliana Ramos-Collado.

Un día, la artista mira, entre los objetos remanentes de una fábrica recientemente cerrada, un secador de radiadores que le recuerda el emblemático portabotellas de Duchamp. Comienza a pensar así en las creatividades anónimas y los saberes cotidianos que se pierden junto con el cierre de los puestos de trabajo. Esta mirada dará origen a los Objetos inútiles (2010). En ese sentido, Gilles Deleuze diría que es fácil hacer corresponder a cada sociedad distintos tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes, sino porque expresan las formas sociales capaces de crearlas y utilizarlas.20

En la búsqueda de nuevos dispositivos de montaje para sus producciones crea, en 2011, un grupo de obras titulado Cadena de producción. Como su nombre lo indica, las fotografías, dispuestas en una secuencia lineal, aluden al encadenamiento mecanizado de pasos del trabajo fabril. Las tomas color se exhiben en una caja de luz apaisada. La artista pareciera debatirse entre la resistencia y el intento infructuoso de poner en marcha el funcionamiento de un sistema destinado a ser desmantelado.

Las fotos que finalmente compusieron esos backlights, y también las de Objetos inútiles, las había tomado cerca de diez años antes. Las imágenes que componen el archivo de Viviana Zargón suelen funcionar de esa manera: están siempre en un estado de latencia viva, esperando nuevas oportunidades. Así, le llegó una nueva vida al Palais des Machines, que Zargón ya había utilizado de manera fragmentaria a fines de los noventa, y que se vuelve protagónico en su muestra Índice, serie, secuencia, inventario. La exposición, prologada por Kekena Corvalán, se presenta en la galería Gachi Prieto en 2011 y en Arteconsult en 2012.21 En una nota, Paola De Maurizio señala que:

…el espacio que [Zargón] elige representar no está abandonado, sino que fue especialmente hecho para ser efímero y en el acto de esta elección se universaliza el contenido de sus representaciones. De los deseos o ambiciones frustrados en microhistorias locales avanza hacia los contenidos englobadores de las decepciones de nuestra cultura, la imposibilidad de lo esperado, la fugacidad, las ausencias, los vacíos, los espacios olvidados.22

Actualmente, la artista avanza con paso firme en el campo internacional. Entre 2011 y 2014 es invitada a exponer en diferentes ferias (Scope, ArtLima y ARTBO) por la galería de Jacob Karpio. Asimismo, continúa exhibiendo individual y colectivamente en galerías e instituciones de Puerto Rico, Perú, Uruguay, Brasil, Centroamérica, Italia y Holanda. En este período conoce a algunos miembros del colectivo La Encomienda y otros artistas peruanos, con los que mantiene hasta hoy vínculos de estrecha amistad.

En el 2015, la producción de Zargón da lugar a nuevas reflexiones que se enmarcan en una serie de muestras individuales realizadas en el exterior. Entre estas, se presenta la exposición Arqueologías de la memoria instalada en el Museo de Arte Contemporáneo de Lima bajo la curaduría de Rodrigo Alonso, y poco después en la Galería Lucía de la Puente de la misma ciudad. Paralelamente, en Miami, el Colectivo Curatorial Aluna, integrado por Adriana Herrera y Willy Castellanos, organiza una exposición individual de Zargón basada en el lenguaje fotográfico. Junto a las obras más recientes, se exhiben por primera vez tomas en blanco y negro del archivo documental que da origen a su obra pictórica (Arte Factum/Fictions: Viviana Zargón, en el espacio Focus Locus, Aluna Art Foundation ).

Entre los diversos formatos e imágenes que se exhiben en estas muestras se presenta una nueva serie de fotografías a color, de gran formato, en las que la artista registra escenarios industriales vacíos, pero en funcionamiento. Aun sin presencia humana, estos sitios están poblados de indicios de actividad. Mediante la manipulación digital, la artista logra un clima lumínico de gran belleza, que acerca, en un proceso inverso, la fotografía a la pintura. Se trata de un nuevo rumbo, un norte imaginario por el cual Viviana Zargón continúa reflexionando y componiendo imágenes entre poéticas y documentales.


1 Zargón, Viviana, en Noé, Luis Felipe, “Conversación entre Luis Felipe Noé y Viviana Zargón”, Revista Color y Textura, nº 22, Buenos Aires, octubre de 1985, p. 8.

2 Premio Esso de Pintura y Dibujo y Premio de Pintura Unión Carbide, ambos de 1984; Premio Esso de Pintura y Dibujo y Premio Bienal Arché de Pintura y Dibujo en 1985; Premio Braque en 1986; Premio Günther, CAyC, y XXVII Concurso Estímulo para jóvenes Artistas Plásticos, Sociedad Hebraica Argentina, ambos en 1987; LXVII Salón Nacional de Artes Plásticas, Sección Pintura, y Premio Movado a la Joven Generación en 1988.

3 Fazzolari, Fernando, en López Anaya, Jorge, “La Compañía. Testimonios de una joven generación”, La Nación, Buenos Aires, 11 de enero de 1986, p. 7.

4 Ver su ensayo publicado en el presente volumen.

5 Zargón, Viviana, art. cit.

6 Ibid.

7 En el medio cultural se multiplicaron los gestos de proclamas de feministas y homosexuales, a la vez que, en el ámbito de la política estatal, se crearon en 1984 la Dirección Nacional de Derechos Humanos y de la Mujer, y en 1985, en el Ministerio de Salud y Acción Social, el Programa Nacional de Promoción de la Mujer y la Familia, dos años después reemplazado por la Subsecretaria de la Mujer, dependiente del mismo ministerio.

8 La obra escapaba a las diferencias basadas en la genitalidad propuestas por las primeras feministas; en cambio, desde una óptica más sociológica, proponía problematizar los estereotipos de la mujer según el rol asumido en el hogar como madre, en el ámbito de la sexualidad y el erotismo y como guerrera en pos de su autonomía.

9 Lacan, Jacques, Seminario 13, El objeto del psicoanálisis, inédito, clases del 18 y 25 de mayo de 1966 (http://www.tuanalista.com/Jacques-Lacan/14566/Seminario-13-El-objeto-del-psicoanalisis.htm)

10 Espartaco, Carlos, “Fundación Mundo Nuevo. Eclosiones”, Clarín, Buenos Aires, 1º de diciembre de 1990.

11 Feinsilber, Laura, “Jóvenes provocan escepticismo”, Ámbito Financiero, Buenos Aires, 7 de marzo de 1991.

12 En 1991, su obra es elegida en la III Bienal Premio Gunther, organizada por el CAyC, y en el Premio Gabus, que se exhibió en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires; en 1992, en el Premio Fundación Nuevo Mundo a la Nueva Pintura Argentina; en 1993 asiste al Salón ICCED de Pintura, expuesto en la galería Nicolás Antonio de la provincia de San Luis.

13 González, Valeria y Jacoby, Máximo, Como el amor: polarizaciones y aperturas del campo artístico en la Argentina 1989-2009, Buenos Aires, Libros del Rojas/CCEBA, 2009.

14 Benjamin, Walter, “Tesis de la filosofía de la historia”, 1940, en Para una crítica de la violencia, trad. Marco Aurelio Sandoval, México, La Nave de los Locos, 1978, p. 117.

15 Howard, Aaron, “Argentine Painter Covers the Waterpoint in Her Latest Works”, Jewish Herald Voice, Houston, Texas, 28 de enero de 1998.

16 Zargón, Viviana, “Ausencia fragmentada”, Abanico. La Prensa Libre, Costa Rica, 26 de mayo de 2006.

17 Nuevamente con Silvia Brewda, Jorge Iberlucea, Carlos Kravetz y Héctor Medici.

18 Zargón, Viviana, escrito de trabajo, inédito.

19 Allí, un jurado internacional compuesto por Ileana Alvarado, Rebeca Noriega y María Dolores Torres decide otorgar tres primeros premios a los artistas Viviana Zargón, Luciano Goizueta y Alejandro Ramírez.

20 Deleuze, Gilles, “Posdata sobre las sociedades de control”, en Ferrer, Christian (comp.), El lenguaje libertario. Antología del pensamiento anarquista contemporáneo, Buenos Aires, Editorial Altamira, 1999.

21 Cabe mencionar que las exposiciones citadas, si bien compartieron un eje conceptual común, variaron en las obras exhibidas y en el modo en que éstas fueron instaladas.

22 De Mauricio, Paola, “Viviana Zargón: Índice, serie, secuencia, inventario”, Arte Online, Buenos Aires, 24 de octubre de 2011 (http://www.arte-online.net/Notas/Viviana_Zargon).