Mercedes Cassanegra
Viviana Zargón sabe que habita un tiempo y un lugar. Estos son el presente, una era posindustrial, un país nunca suficientemente industrializado, una gran urbe.
Su pintura realista, pero con una cuidada restricción de elementos, acude a una temática de manera insistente: arquitectura fabril,fábricas de un pasado reciente fuera de uso, paralizadas, desactivadas.La artista recorre esos lugares , , para fotografiarlos, obtener el testimonio y experimentar el clima del lugar. Se trata de la reelaboración casi obsesiva de vistas de esos lugares abandonados, en desuso. Vacío y nostalgia parecen ser aquí una dualidad inseparable. El formato de las obras, rectangular, cuadrado, tondos circulares, tiene una fuerte presencia del proyecto arquitectónico de cada lugar, como si la estructura de la edificación coincidiese con la construcción ambiental de cada cuadro. En algunos casos, especialmente, en los que ha fragmentado la imagen total, ha utilizado el recurso de yuxtaposición de planchas de hierro o acero inoxidable. Estos materiales insinúan una ambivalencia. Por un lado, están en concordancia con las imágenes vecinas, las acompañan en tanto pueden haber tenido como materia prima una actividad protagónica en los escenarios mostrados. Por otro lado, su pulimento ofrece un efecto preciosista, vecino a aquel del abandono. Y es entonces, que se considera que ha aparecido una clave de sentido en un par polar: ruina -minuciosidad, desolación – preciosismo.
En el resultado la experimentación de esos espacios vacíos como su anterior uso no se evidencian, pues en el proceso artístico parece haber habido una neutralización de los contenidos temáticos. Un momento preciso ha sido congelado y algo ha sido velado. La artista no sólo se ha despojado del color, sino que ha dejado de lado cualquier intento de expresionismo. Su virtuosismo pictórico ha tenido como uno de sus principales objetivos depurar esos lugares de cualquier rastro o huella humana, un recurso entre la tradición y el mec-art. Es decir, a través de un tratamiento pictórico determinado la artista ha logrado modificar el contenido mismo de su discurso. Si bien estamos ante obras figurativas, este método mencionado “nos acerca a las superficies inmaculadas cromáticas, típicas del ‘cool art’ y ‘harded edge’” 1 característico de la ‘nueva abstracción’ norteamericana. Tal como la misma palabra inglesa lo hace vislumbrar, ¿se provocó un enfriamiento de la realidad? Al formular esta pregunta es que nos cuestionamos si se trata verdaderamente de la realidad. Es entonces, que al volver a las imágenes percibimos ese vacío2, tema recurrente y singular de Zargón. Vacío y nostalgia parecen ser aquí una dualidad inseparable. Algo ha sido desposeído de su contenido y hay un regreso al dolor. Se trata de una realidad, pero no aquella de la apariencia, de lo exteriorizante, sino de condición interiorizante, perteneciente a un lugar intangible y difícil de vislumbrar a través de la mirada. Se puede hablar de un lugar, pero recóndito y del dominio de la subjetividad.
Por otro lado, las imágenes de las construcciones no han pretendido necesariamente el registro textual, sino que ocupan algo así como un lugar simbólico, son la metáfora de la persona. Hay un desplazamiento de un contexto económico y social a otro más íntimo e individual. Hay una identificación entre el edificio construido y el sujeto que en su vivencia se construye e intenta recuperar una integración perdida frente a la fragmentación. Hay un sueño de un castillo de oro o plata y están las circunstancias que lo alejan y lo acercan. Y está la obsesión tanto de uno como de las otras que los dibujan de la manera más nítida.
Mercedes Casanegra
Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte